martes, 5 de mayo de 2009

Descanso eterno


Viajo entre oídos hastiados de los sermones divinos, donde accidentalmente me hube encontrado alguna vez... Viajo pero no se a donde voy.


Luces blancas a mi derecha, amarillas y rojas a mi izquierda, sobrevuelo por las nubes donde todo me parece tan ínfimo... Vuelvo a ser Dios.


Un drenaje lleno de deseos. El ciego que ahora es mi guía por estas sendas, ya que está acostumbrado de ir por esos lares. Mi movilidad es la alegría y las ganas de llegar a mi destino.


Llego a la mitad del camino cuando el tiempo transcurrido del sol se vuelve nulo. Un carruaje idéntico al mío, me acerco hacia él y dentro hay una puesta de sol, no me contesta lo que le pregunto, me acerco más y me veo reflejado en ella, ahí estoy yo... trato de animarme pero no puedo, me pido explicaciones pero no puedo contestarme.


Que impotencia el tratar de sacarme de ahí, recurriendo a todos mis recursos antes aprendidos en callejones solitarios que carcomían mi cerebro...


Veo dentro del carruaje que cada vez me elevo al nirvana, el descanso eterno... pero no puedo dejarme morir tan tranquilamente, mientras sigo con mi impotencia.


Hago el mayor esfuerzo por sacarme de ese carruaje que de pura coincidencia encontré, es una tarea inútil... me veo atrapado sin poder salir, entonces decido dejarme muriendo ahí, no puedo hacer más.


Vuelvo a subir a mi carruaje y continúo mi camino mientras voy leyendo "La palabra del mudo" de Bryce...


"A lo más, me limitaría a pintar rayas rojas en una pizarra negra, esperando confiado los resultados que produce en la mente humana toda explicación que se funda inexorablemente en la cábala."... Pero la cabala no existe, las cosas siempre pasan por algo...


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